Nuestra primera reunión con ellos fue ¡en el verano de 2015! Por aquel entonces no teníamos oficina (presentable), por lo que quedamos en una cafetería en Bilbao.
Ese día, les retratamos a la perfección. Celia llevaba la voz cantante, ella nos contaba su historia y Txabi aprobaba cada frase que ella decía entre bromas y risas.
Nuestras reuniones no solían ser precisamente cortas, empezaban a media tarde y solían acabar a la hora de cenar… De esas reuniones salieron muchas confidencias, ideas locas y un proyecto de boda que no podía ser más perfecto para ellos.
Su boda tenía que ser la fiesta del amor, donde la música, que tanto les une, tuviese un espacio muy especial. Y así fue, empezamos diseñando las invitaciones, con las chicas de Voilà! Project. Decidimos que fueran el cartel de presentación. El material elegido fue un papel vegetal con transparencia, que no pudo gustar más a los novios, esa invitación decía a gritos: ¡vais a flipar con lo que está por llegar!
Celia quiso que fuésemos nosotras, junto con su hermana Oihana, quienes fuéramos con ella, a elegir su vestido. Lo que nos hace sentir el hecho de que nos den el privilegio de estar presentes la primera vez que se ven vestidas de novia, vivir sus sensaciones y sus expresiones, hasta encontrar al elegido, no os lo podemos explicar con palabras.
La primera firma que le recomendamos visitar, y donde nosotras sabíamos que estaba el vestido de Celia, fue Paredero Quirós. Fue ponérselo y como arte de magia se le iluminó la cara, no había duda, su vestido era ese. La delicadeza del plumeti y el aire vintage de los encajes, era justo lo que ella necesitaba para verse, ella misma.
Celia quería que su vestido combinase tan bien con sus zapatos granates de Buttari, con los que dar el sí quiero, como con unas camperas, con las que darlo todo en el festival, en el que convertiríamos su boda. Por eso como complemento, eligió una corona de flores preservadas de Cantuc Tocados en tonos azul y granate, que ¡no podía ser más atrevida! Os confesaremos, que la primera corona de flores que eligió, no era ésta, por lo que su ramo de novia, tuvo que evolucionar.
Fiore captó a la perfección su esencia. El ramo combinaba: roble, ruscus, eucalipto, brezo… la mezcla perfecta entre sencillez y dulzura, con un toque muy campestre, que convirtió el look de Celia en un, touchdown!
Al igual que Celia, Txabi también quiso que nosotras fuéramos cómplices de su look. Él tenía claro que no quería ser un novio cualquiera, que su personalidad tenía que estar presente en su look y Juan de Scalpers, supo cómo vestirle de los pies a la cabeza. ¡Cómo era el azul de ese traje! ¡Cómo le sentaba! Y, ¿ese chaleco de cuadros granate? ¡Mamma mia! Eso sí, lo que no podía faltar, el mar en honor a su padre, en sus gemelos.
El lugar elegido para la celebración fue el Castillo de Arteaga. Allí fue donde ellos se prometieron y además, como ambos son de Bermeo, casarse en plena reserva del Urdaibai, tenía un significado, aún más especial.
La ceremonia civil tuvo lugar debajo de un tipi de cuatro metros de alto, que nosotras creamos y montamos. En lo alto, como protagonista absoluto de la ceremonia, un montaje floral de Fiore que combinaba: clavel antiguo, protea, brezo, paniculata, roble, eucalipto, rosa blanca ramificada, eryngium, esparraguera que colgaba hasta casi la mitad del tipi… Debajo, una alfombra marroquí haciendo honor a esa tierra a la que tanto cariño tienen, y como asiento de los novios, un banco que nosotras mismas fabricamos para ellos.
A pesar de que efectivamente la boda se celebraba en un castillo y como nosotras siempre decimos, no podíamos olvidar que de una boda se trataba, el toque alternativo y festivalero debía estar presente. Por eso convertimos, de una manera muy elegante, el seating plan en una autentica taquilla, donde cada invitado podía coger su ticket.
En el comedor, la combinación la luz que entraba por el techo acristalado del castillo, los soportes dorados geométricos repletos de las flores y colores que reinaron durante toda la boda y los toppers, con los números de cada mesa escritos en dorado, hacían que entrar en el comedor fuese ¡pura magia!
Y una vez tomado el postre, la fiesta esperaba a los invitados en la carpa, que Penny Lane se encargó de llenar de música. Antes de entrar, la frase preferida de los novios, en un cartel que nosotras mismas escribimos y que ahora cuelga del salón de nuestra pareja (son purito amor, ¿o no?): «Volvería a pasar por todo, siempre que el final fuera este.»
Y como bailando ya se sabe que se gasta mucha energía, no podía faltar una alacena con tarros de embotar, en este caso sin conservas, pero con infinidad de chucherías para subir el azúcar.
Y cómo de Bermeo sí, pero ¡bilbaínos un rato! No faltaron los bollos de mantequilla, pasteles de arroz y macarons de Martina de Zuricalday.
Eso sí, como si de un festival se tratara, regalaron alpargatas a todos los invitados para que hubiese escusa posible para ¡parar de bailar!
Ese día contamos con unos compis al mando de los recuerdos de lujo: Forester Fotógrafos y nuestros maños preferidos Bodas de Cine.
Una boda muy especial para nosotras, y es que desde aquel día, ellos, sus familias y Marti son ya parte de nuestras vidas.
¡Os queremos chicos!
Fotos: Forester Fotógrafos