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AMAIA Y MIKEL

El que dijo que los polos opuestos se atraen, seguro que conocía a Amaia y Mikel.

Amaia, es de esas personas que te contagia la sonrisa y con la que no puedes parar de reír. Con una ironía y una forma de contar las cosas tan especial como ella entera, y un pibonazo de los pies a la cabeza.

Mikel, es justamente todo lo contrario. Risueño pero muy reservado y súper tímido. Nos atreveríamos a decir que solo tienen en común la belleza. Alto, rubio, elegante y súper educado ha sido un gustazo trabajar con y para él.

Fueron de los pocos atrevidos a darse el “Sí, quiero” en tierras vascas en el mes de Marzo con lo que eso conllevaba, pero fue algo que nunca les preocupó. Una boda numerosa en la que ambos tenían una cosa clara: ¡Queremos disfrutar y que esté todo precioso!

Con ellos fue increíblemente fácil. Amaia confiaba ciegamente en nuestro criterio, y juntas ordenamos según prioridades lo más importante en cuanto a necesidades y a gustos. Voilá! Este fue el resultado. Una boda… ¡De ensueño!

Ella eligió a Carmen Soto para conseguir el vestido que tenía en su cabeza. El primer día que le conocimos ya sabía cómo sería, y no varió ni un solo botón. Sus zapatos de animal print imprescindibles, y su coleta recogiendo su larga melena rubia de manos de Yolanda Redruello completaron su look. Para su manicura y pedicura confío en Miss Pupet, y su ramo, de caerte literalmente para atrás, fue obra de Flores Elorz, que una vez más, captó a las mil maravillas la idea de Amaia, convirtiéndolo en su complemento perfecto.

Él no tuvo dudas, y confío en Scalpers su chaqué de tres piezas iguales en tono gris. Una apuesta segura, que con su porte le quedaba ¡como anillo al dedo!

Su “Sí, quiero” fue en el Castillo de Arteaga, en pleno corazón de la reserva de Urdaibai, en una ceremonia civil rodeados de toda la gente que les quiere. Una carpa acristalada, fue la ubicación perfecta para dicha ceremonia, que fue amenizada por Naiz sound y en la que nos hicieron falta unos cuantos kleenex.

El cóctel, tuvo lugar en la misma carpa ubicada en los jardines del Castillo, y al finalizar el mismo, los invitados se encontraron con una estampa de cuento. El patio del Castillo iluminado dejo con la boca abierta a todos los invitados, que lo que no sabían, era que lo mejor aun estaba por llegar.

Un seating plan de espejos caligrafiados por Bego Viñuela de Caligrafía Bilbao sobre una trasera negra rodeada de verdes y luces, les aguardaba en el interior para dar paso a un comedor mágico.

A Amaia le preocupaba la frialdad del Castillo y buscamos la forma de convertir el comedor en un lugar más acogedor. Gracias a las maravillosas manos de Javier y su equipo de Flores Elorz, el techo del Castillo tomó un tinte de bosque, y de él colgaban pompas de cristal con velas que convertían la noche de su boda en un lugar cálido y acogedor.

Para los centros de mesa, asimetría. No había dos centros de mesa iguales. Nuestros vasos verdes pusieron el toque de color a las mesas y las minutas de Cayetana Soroa a juego de su invitación fueron el broche perfecto.

Mientras los invitados cenaban, el seating plan se convirtió en un Candy bar llena de chuches y chocolates, estaban los preferidos de los novios y los más pequeños se quedaron ¡alucinados!

La lluvia nos dio tregua, y pudieron abrir el baile bajo las guirnaldas de luces del Patio. Una estampa que se quedará grabada en nuestras retinas para siempre.

Para ello, Amaia soltó su melena, y cambio sus pendientes por unos de la marca Musula Jewels que no podían ser más ideales.

Bailaron y disfrutaron como niños con el fotomatón de Mr Flash y la música de Lander y su equipo, y nos hicieron sentir unas más de la familia.

A los mandos de sus fotografías estuvieron ellas: Días de Vino y Rosas, y al vídeo nuestro querido Iñigo de Visión Alternativa. Un tándem mucho más que ¡perfecto!

Gracias, y mil veces gracias chicos por vuestro cariño y vuestra confianza. No podemos ser más felices de que seais parte de nuestro limonero.

¡Os queremos!

Foto: Días de Vino y Rosas